Leer critica Poltergeist (poltergeist: fenómenos extraños, 1982) - tobe hooper en Muchocine.net
¿No has visto Poltergeist? ¡Te la recomiendo! Es una muy buena película de terror, algo atípica para su década. Si no la has visto, eso sí, no te recomiendo seguir leyendo.
Los 80 fueron la década de los slasher, es decir, películas en las que un grupo de adolescentes calenturientos son asesinados uno por uno. Ejemplos son Viernes 13, Halloween, e incluso Pesadilla en Elm Street.
Poltergeist difiere de sus contemporáneas en sus protagonistas y su estructura. Es más una película familiar, si bien no para toda la familia. Y no muere nadie. Hasta en Gremlins, que es otra película que mezcla el cine familiar con el de terror, moría gente, pero aquí nadie.
La escena inicial nos muestra a una niña de cinco años despertándose por la noche y bajando al salón para tener una extraña conversación con la estática de la televisión.
Quizá da un poquito de mal rollo, pero el tono del siguiente cuarto de hora de la película va en una dirección completamente opuesta. Vemos el día a día de esta feliz familia: El padre, que trabaja en la empresa que construyó la casa en la que viven; la madre, una desenfadada ama de casa que tiene la mente muy abierta; la hija mayor, una adolescente en la edad del pavo, probablemente el personaje menos interesante y en que el filme se centra menos; el hijo mediano de 8 años; y por supuesto la hija menor. La música de Jerry Goldsmith es muy tranquila y acogedora. Los problemas que los protagonistas tienen son los que cualquier familia tendría y es muy fácil identificarse con todas las situaciones. Sí, de verdad te sientes como si estivieras viendo E.T., Liberad a Willy, alguna película de ese estilo.
Llega la noche siguiente y ya el director Tobe Hooper empieza a intentar meternos miedo. No con nada relacionado con la temática principal de la película (los fantasmas) sino con el miedo que tienen los niños a la noche. El niño pequeño duerme siempre con un payaso enfrente de su cama, y con el ruido que produce la tormenta que hay fuera, prefiere no verlo, así que lo tapa con una manta. Al final los niños no pueden aguantar el miedo a la noche y se van a dormir con sus papás.
Una de las razones por las que digo que la película está construida casi como si estuviera pensada para toda la familia, es que muchos de los sustos parecen dirigidos específicamente a meter miedo a los más pequeños.
Al día siguiente ya se empiezan a notar en la casa algunos fenómenos paranormales, como que las sillas se mueven solas. Pero a ninguno de los personajes le da demasiada importancia al asunto, pareciera como si el o los fantasmas fueran en realidad benignos, y la madre más bien ve diversión en ello.
Pero es esa misma noche cuando el terror comienza de verdad. Hay otra tormenta, el árbol se cae, rompe la ventana e intenta "llevarse" al niño, y la niña es succionada por el armario de su cuarto.
El resto de la película es la búsqueda desesperada de los padres de la manera de recuperar a su hija. Contratan a un reducido pero carismático equipo que se especializa en lo paranormal. Y entre susto y susto, ataques de los fantasmas y nuevas experiencias paranormales, aún siempre rodeados por ese sutil aroma a cine familiar, continúa la película.
Al final contratan a una médium con muho talento y consiguen rescatar a su hija. ¡Es el clímax de la película! La madre se mete dentro del armario que succionó a la niña y consigue salir "por el otro lado", en una secuencia que incluye una enorme cara humana descompuesta que casi hace que el padre se cague en sus pantalones. Tras el rescate la médium declara que la casa es segura ahora, que los fantasmas se han ido.
Miro el reloj y compruebo que ya ha pasado una hora y media, así que la película se ha terminado, ¿verdad? El clímax ya ha tenido lugar y hemos dicho que vivieron felices y comieron perdices, ¿verdad? Pero el filme sigue un poco más. La familia pretende mudarse pero tiene que pasar una última noche en la casa. Ah, me digo a mi mismo, ya veo hacia donde nos llevan. Existen una Poltergeist II y una Poltergeist III, así que evidentemente lo único que le falta es un susto al final que indique que no ha acabado todo y que puede haber una segunda parte. Muchísimas películas de terror lo hacen, ¿verdad?, un susto inesperado de los que te hacen pegar un salto y rápido corte a negro a los créditos.
Pero para mi sorpresa no es eso lo que la película nos da. No es que le queden cerca de un par de minutos para darnos un pequeño susto, sino que nos ofrece una enorme secuencia de veinte minutos. Y, Dios mío, son los mejores veinte minutos de la película. Sin ningún tipo de explicación, los espíritus vuelven más fuertes que nunca, empiezan a destrozar la casa, se intentan llevar a los niños otra vez, el payaso del principio cobra vida e intenta estrangular al niño, atormentan a la madre haciéndola flotar por el techo y echándola luego a la embarrada piscina que ahora de pronto está llena de esqueletos, el suelo se rompe y surgen ataúdes, arman tanto jaleo que todos los vecinos se enteran, farolas y coches se doblan sobre sí mismos y son atraídos por el poder maléfico que hay en aquel hogar, ¡es el infierno en la Tierra! Una enorme, larga y espectacular secuencia donde los encargados de los efectos especiales tiran la casa por la ventana, o más bien la hacen implosionar. Y todo esto sucede después de lo que ha sido el clímax narrativo, la parte en la que rescatan a la hija.
Un clásico muy entretenido del cine de terror, casi para toda la familia.
lunes, 15 de noviembre de 2010
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