sábado, 15 de noviembre de 2008

Anécdota en la fnac.

Esta tarde después de comer, he ido a curiosear a la fnac que hay en Callao. Encontré un libro muy interesante y divertido titulado "Zombi: Guía para la supervivencia contra los muertos vivientes", escrito por Max Brooks, hermano de Mel Brooks, donde se da por hecho que los no-muertos existen, se explica todo lo que "se conoce y se sabe" de ellos, y te prepara para defenderte por si cerca de ti se produce un brote del virus zombificador conocido como Solanum, y para sobrevivir el máximo tiempo posible por si se produce lo peor (el fin del mundo a manos de estas criaturas). También te dice que hay que saber detectar los ataques reales de zombis bajo el encubrimiento de las noticias.

La fnac es un buen sitio; para quien no lo sepa, ofrece un pequeño y acogedor recinto con confortable música para que puedas leer tranquilo y a gusto si no vienes a comprar (o si prefieres leerte el principio de un libro antes de comprartelo). Estaba bastante lleno de gente, pero encontré un lugar donde dejarme caer a mí mismo, mi carpeta y mi abrigo y ponerme a leer. Me encantó el ambiente, cada uno delante de su libro -o su cómic- disfrutando en silencio. Había dos amigos en un lado leyendo diferentes tomos de Dragon Ball y riéndose y comentando por lo bajo las peripecias del Goku niño. Un hombre joven dejó lo que tenía entre manos, se fue, y volvió con nada menos que cuatro tomos del manga Vagabond bajo el brazo, que empezó a leer metódicamente. Y yo estaba tan contento, imaginándome tratando de sobrevivir a un mundo post-apocalíptico o defendiéndome contra el inesperado ataque de un individuo hostil probablemente zombificado durante un viaje a África central. Me olvidé por completo de que había ido allí sólo para hacer tiempo hasta las cuatro, y me quedé casi toda la tarde.

Pero eventualmente, una chica levantó la vista de su lectura y le dijo alto y claro a alguien que estaba al otro lado de la sala:
-Disculpe, pero los libros no se tratan así.
El hombre a quien iba dirigida la observación estaba sentado en el suelo apoyado contra la pared y tenía entre sus manos un libro bastante grande de tapa dura cuyo lejano contenido no pude apreciar bien, aunque me evocó los volúmenes sobre mapas antiguos. Desde esa distancia no vi qué era lo que le había hecho al libro. El hombre le dijo a la chica que le dejase en paz, que a ella qué mas le daba lo que él hacía con los libros. La chica le explicó, muy educada y paciente, que no le importaba qué razones tenía el hombre, si se había enfadado con la fnac o con los empleados, pero que le molestaba mucho que pagara el enfado maltratando los libros, y también apuntó que, de todas formas, a una empresa tan grande no le afecta o no le importa que se dañen uno o dos libros o artículos, por lo que no merecía la pena y era una destrucción sin sentido.

Después de eso, todo el mundo se quedó callado y volvió a dirigir su vista hacia su ejemplar, y así también lo hizo el presunto agresor de libros. Sin embargo, pocos minutos después, un segundo hombre que estaba sentado a mi derecha se levantó violentamente, y le dijo muy alto y enfadado al primer individuo que la chica tenía razón, y que le iba a dejar más claro lo que ella quería explicarle. Fue con grandes zancadas hacia él y continuó echándole una gran bronca, contando básicamente lo mismo que la chica, pero de forma más firme, decidida, ruidosa, agresiva y extensa.
"¡No sé de dónde es usted!- el presunto maltratador de páginas era negro - ¡pero seguro que de donde usted viene no le dejan un sitio donde disfrutar de cultura gratis como aquí! ¿¡Le entra a usted en la cabeza!?" El otro hombre sólo musitaba de vez en cuando que no era asunto suyo y que le dejara en paz. La chica hacía ademanes con la mano, como tratando de decir que no hacía falta exaltarse tanto, que no merecía la pena, que era mejor dejarlo estar. Sin ganas de continuar en un ambiente así, yo y una o dos personas más nos levantamos y nos fuimos, lo que provocó un comentario del hombre que estaba echándole la bronca al negro. "¡La gente se va, pero yo no huyo de estos problemas!" decía al resto de su público. Dejé "Zombi, guía de la supervivencia contra los muertos vivientes" en el estante al que pertenecía, donde otra persona podría comprarlo o leerlo. Cuando pasé al lado de la sala de antes en dirección a la salida, pude apreciar que algunos empleados estaban llamándole la atención al hombre que había soltado el discurso. Salí del establecimiento, entré en la red de Metro, y me fui a casa.

7 comentarios:

Patricia dijo...

En qué situaciones nos podemos encontrar, ¿no?

Y nuestras acciones pueden tener buenas intenciones, pueden ser exageradas o malinterpretadas...

En fin, qué jungla de mundo :D

Gracias por los comentarios en el blog, pero todavía no he solucionado cómo hacer para que recibas las entradas del blog...

Ya te avisaré

Un saludo :D

Anónimo dijo...

Fj, creo que ya está, en el blog Ne tempus fugat, en la columna de la derecha, arriba del todo se ve el símbolo rss cuadrado naranja junto al nombre del blog

Pincha en el cuadrado y sigue las instrucciones para que recibas las actualizaciones

Gracias por interesarte

Un saludo :D

Anónimo dijo...

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FJ García dijo...

great! :D

Anónimo dijo...

He oido que ese libro está muy bien, de hecho, un test bastante grande sobre supervivencia en un holocausto zombie me lo recomendó xDD. Tú que leiste un cacho ¿qué opinas?

Anónimo dijo...

Curioso. Hay personas que no soportan ver como otro individuo se convierte en el malo de la historia: NECESITAN ocupar ellos el puesto. :-)

FJ García dijo...

Hock, sencillamente es un libro brutal, me lo voy a pedir para reyes. :)

Está escrito al estilo de lo totalmente serio, dando datos "verídicos" sobre ataques registrados de zombis a lo largo y ancho del planeta (y bastantes los encuentras en internet o enciclopedias como leyendas urbanas o variaciones del estilo "un loco se puso a atacar a la gente"). Te explica la existencia de los zombis científicamente, cosas como e tratamiento de las infecciones, y por suspuesto da miles de consejos para sobrevivir durante ataques aislados o el hiotético caso de una epidemia a nivel mundial.

Sleater, pues sí, es muy cierto.

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