En este artículo vengo a hablar principalmente de la película épica de 1966 de John Huston, pero antes necesitamos un contexto.
La Biblia, para bien o para mal, es probablemente el libro (o compendio) más importante de la Historia. Incontables individuos han dedicado su vida entera a la adoración de este libro y sus enseñanzas, y aún más gente ha hallado la muerte por su culpa. Contiene lo dicho: enseñanzas. En forma de leyes, instrucciones, reflexiones, poemas, y en general una serie de guías morales para los cristianos, e incluso a otras religiones no cristianas y aún así afines a según qué fragmentos.
Pero también es una colección de historias narrativas.
Las partes narrativas se pueden leer como una serie de fábulas, aunque muchos fragmentos están redactados como si se tratase de un libro de Historia (con hache mayúscula), de ahí que algunas de las secciones más metafóricas del texto se hayan tomado en ocasiones al pie de la letra. Seguramente algunos personajes existieron de verdad pero incluso éstos están mitificados.
Y la mitología cristiana es tan apasionante como cualquier otra. Al igual que la grecorromana, la egipcia, e incluso las mitologías superheróicas modernas, esto consiste en una colección de personajes e historias que se entrecruzan en un Universo compartido.
En ese sentido la Biblia es muy cómoda porque es una colección completa de todas esas historias, aunque te puedas encontrar spin-offs en otras fuentes. Entre sus páginas está la Historia de ese Universo de principio a fin. Igualito que el Silmarillion de J.R.R. Tolkien. Literalmente empieza con la Creación de todo y termina con el Apocalipsis, el final de todo. Y entre medias la mitología cristiana canónica al completo, en orden cronológico.
En Hollywood se han adaptado muchas de esas historias en infinidad de ocasiones. Hoy en día se siguen haciendo, normalmente con algún que otro giro moderno o autoral (me gusta por ejemplo "Noé" de Darren Arronofsky, 2014) pero es indudable que hubo una época específica de gran esplendor del cine bíblico, y esta fue entre los 1950s y los 1960s.
Por aquel entonces éste era un subgénero del Cine Épico, pelis imponentes de tres o cuatro horas, con obertura musical e intermedio, con escenarios y tramas más grandes que la propia vida, y con un derroche de medios técnicos y humanos. Ejemplos de la época son "Quo Vadis", la oscarizadísima y aún hoy impresionante "Ben-Hur", y sobre todo "Los Diez Mandamientos", que adapta al completo el Éxodo y parte del Deuteronomio, segundo y quinto libros contenidos en la Biblia.
Yo de pequeño me preguntaba, ya que la Biblia es tan popular, ¿por qué no han hecho una película adaptando el libro al completo?
Un breve vistazo a los contenidos del compendio evidencian el porqué, pero aún así el ambicioso productor Dino De Laurentiis se propuso eso mismo, y el resultado es la película que nos ocupa: "La Biblia: En su principio" (1966), que cubre los 22 primeros capítulos del Génesis, el primer libro de la colección.
Iba a ser la primera de una serie de películas, y no fue realmente un fracaso comercial, pero resultó tan cara que no recaudó lo suficiente como para justificar la producción de los demás capítulos.
Igual, adaptar ya solo estos 22 capítulos en una sola entrega es ambicioso no solo a nivel presupuestario sino también narrativo ya que a la mínima que te descuides te puede salir un producto muy irregular porque cuentan una serie de historias muy dispares que suceden en orden cronológico pero con grandes saltos en el tiempo, una mezcla de varias fantasías con su origen en diversas fuentes que no necesariamente desembocan de forma orgánica unas en otras.
Uno se pregunta para quién hicieron esto, ya que el resultado no es fácil de soportar para alguien que simplemente quiera pasar un buen rato de forma casual.
La respuesta es: ¡Para mí!
Está hecha para gente como yo, cinéfilos, voyeurs de proyectos ambiciosos, que lo único que queremos es contemplar la pinta que tiene el resultado final de un producto con una premisa tan descabellada.
Para que entendáis hasta qué punto disfruto de la existencia de esta película, os invito a ojear mi crítica de "Historias de la Biblia de Osamu Tezuka" (1997), que es un proyecto similar en forma de serie de animación, que me acompañó en la infancia.
La presente película está dividida en dos actos, cuya descripción procedo a traducir y adaptar de la Wikipedia en inglés que, palabrita del niño Jesús, redacté yo mismo al ver lo parco que estaba antes el artículo:
Parte I
La película comienza con la Creación, en un fantástico video-arte del que perfectamente podría beber "El Árbol de la Vida" (2011) de Terrence Mallik. Dios (con la voz de John Huston) crea los cielos y la tierra, y al primer hombre, Adán (Michael Parks), y la primera mujer, Eva (Ulla Bergryd). Ambos viven en el utópico Jardín del Edén hasta que una serpiente humanoide convence a Eva de desobedecer a Dios comiendo el fruto del árbol del conocimiento, y Eva, a su vez, convence a Adán de hacer lo mismo. Dios castiga a la serpiente y expulsa a Adán y Eva del Jardín.
Eva da a luz a dos hijos: Caín y Abel. Al crecer, Caín (Richard Harris) se convierte en agricultor y Abel (Franco Nero) en pastor, y ambos realizan sacrificios rituales regulares a Dios. Cuando Caín ofrece su parte de la cosecha y Abel ofrece un cordero, Dios favorece a Abel, que es asesinado por un Caín lleno de celos.
Las generaciones se suceden, y la mayoría de los descendientes de Caín se vuelven malvados, lo que desemboca en la historia del Arca de Noé, que ocupa una extensión decente del metraje pero cuyo resumen voy a obviar por ser archi-conocidísimo. Solo comentar que Noé es interpretado aquí con aires de hippie por el propio director, John Huston, que además pone la voz a Dios durante todo el metraje, lo que da la impresión de que se está hablando a sí mismo.
Parte II
La segunda parte comienza con una representación visual de los descendientes de Noé y una breve descripción de la historia de la Torre de Babel, donde el rey Nimrod (Stephen Boyd, el Messala de Ben-Hur) desafía a Dios ordenando la construcción de una torre colosal y disparando una flecha desde lo alto hacia el cielo. Dios responde confundiendo al pueblo para que hablen diferentes idiomas, obligándolos a dispersarse por la Tierra.
El resto de la película (a la que todavía le queda la mitad y que como veréis tiene un argumento más denso y a la vez más concreto y menos onírico) narra la historia de Abraham (George C. Scott). Dios lo elige para ser padre de una gran nación al migrar a su familia a la tierra de Canaán. Abraham desea un hijo que herede su posición, pero su esposa Sara es estéril. Sara (interpretada por Ava Gardner en un papel que ella misma dice que fue de lo que más disfrutó de su carrera como actriz) ofrece a su sierva Agar (Zoe Sallis) para que engendre los hijos de Abraham. Agar queda embarazada de Ismael, pero Dios promete que Abraham tendrá otro hijo con Sara, que se llamará Isaac y heredará la posición de Abraham en lugar de Ismael. Obviamente, Agar y Sara comienzan a resentirse mutuamente.
Mientras tanto, los hombres de Abraham empiezan a pelear con los de su sobrino Lot (Gabriele Ferzetti), por lo que acuerdan separarse. Lot decide irse a vivir con su familia a la ciudad de Sodoma y Gomorra. Abraham recibe la visita de tres ángeles (interpretados los tres por Peter O'Toole, siempre de bellísimos ojos), quienes anuncian el plan de Dios para destruir Sodoma y Gomorra con fuego. Al interceder Abraham por los sodomitas, dos de los ángeles visitan a Lot y le dicen a él y a su familia que huyan de la ciudad y nunca miren atrás. Los ángeles hacen descender fuego, destruyendo la ciudad, y la esposa de Lot mira hacia atrás y se convierte en una columna de sal, concluyendo así la subtrama sodomito-gomorrense.
En otras noticias, Sara finalmente da a luz a Isaac y, temiendo que Ismael lo mate, le pide a Abraham que lo eche. Y eso hace: lo exilia junto con su madre al desierto. Con Ismael al borde de la muerte, Agar clama a Dios pidiendo ayuda y éste produce milagrosamente un manantial desde la arena, prometiendo que Ismael será padre de una gran nación (¡los árabes!) y que él y sus descendientes prosperarán.
El último tramo de la cinta consiste en la historia del sacrificio de Isaac. Dios ordena a Abraham que sacrifique a su único hijo que tanto le ha costado tener, y éste, devastado, obedece. Tras despedirse de Sara, se dirige al monte Moriah a solas con Isaac para realizar el sacrificio allí, sin revelarle sus verdaderas intenciones ni a él ni a su madre.
En una escena exclusiva de esta adaptación, y que es mi momento favorito de la película, Abraham e Isaac se detienen en las ruinas devastadas de Sodoma y Gomorra, donde reflexionan sobre la ira de Dios.
Y finalmente como todo el mundo sabe, ya en Moriah, cuando Abraham alza su cuchillo para sacrificar a su hijo, Dios lo detiene, revelándole que todo era una prueba para ver si Abraham seguiría obedeciendo a Dios pase lo que pase.
El mayor fallo de la cinta es que es lenta en algunos tramos (te estoy mirando a ti, Arca de Noé), pero el guion hace un loable esfuerzo para que todos estos capítulos que he descrito tengan una cohesión, mencionando los personajes nuevos a aquellos que vinieron antes cuando tiene relevancia para su situación presente. Por ejemplo, Sara teme que Ismael mate a Isaac porque explícitamente teme que se repita el episodio previo de Caín y Abel.
Al final de la película pone "THE END", pero en mi opinión deberían haber puesto "TO BE CONTINUED", incluso aunque al final no pudieran hacer las secuelas que tenían previstas. Le pasa lo mismo que a "El Señor de los Anillos" (1978) de Ralph Bakhsi, que la narrativa ha quedado inconclusa. Pero aquí tienes la suerte de que, si quieres verte la continuación en un formato similar, puedes irte a cualquiera de las adaptaciones de la época cuyas historias cronológicamente vienen después.
Quizá no haya una película que cubra específicamente la segunda mitad del Génesis (aunque sí que está por ejemplo la animación "Joseph: Rey de los sueños" (2000), que no sirve para este ejercicio porque es muy tardía y de un estilo demasiado diferente), pero puedes irte directamente al Éxodo y verte a continuación la fantástica súper producción de Cecil B. de Mille, "Los Diez Mandamientos" (1956), que puede pasar perfectamente como secuela de “La Biblia: En su principio” (1966) aunque se estrenara diez años antes. Luego quizá termina la trilogía con cualquiera de las películas sobre Jesús como "Rey de Reyes" (1961) o "La historia más grande jamás contada" (1965). Yo personalmente me decantaría por terminar esta imaginada trilogía con la polémica "La Última Tentación de Cristo" (1988), de Martin Scorsese.
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