EL GRAN TORNEO es del año 2020 y su país de origen debe ser Francia, ya que el título original es “Le grand tournoi”.
Me compré esto en una tienda en plan impulsivo. Estaba precintado y no lo pude ojear antes, por lo que al quitarle el plástico me llevé una grata sorpresa al descubrir que se trataba un cómic-juego, el primero que tengo el placer de probar. Decir que tanto en portada como en contraportada se habla todo el rato de “Libro-Juego” y no entiendo por qué la edición no especifica que estamos ante un cómic.
La historia consiste en un torneo donde tienes que librar cuatro combates repartidos en tres días. Ni argumento, personajes ni situaciones son especialmente originales, pero funcionan. Hay referencias a Street Fighter, Avatar: The Last Airbender y al referente por excelencia de los torneos de artes marciales en cómic, DragonBall. Entre medias de los combates puedes dedicar tu tiempo a explorar las instalaciones para buscar un absurdo objeto sagrado que siempre ha querido tu maestro, y a hablar con tus contrincantes y demás paisanos para conseguir algunas ventajas de cara a tus siguientes enfrentamientos. También ocurren algunos sucesos a lo largo de los días que le dan chispa a la historia.
Soy muy fan del noveno arte en general, y he de decir que tiene buenos dibujos pero la narrativa secuencial no está especialmente bien llevada: Es muy simplona y a veces da lugar a confusión entre una viñeta y la siguiente. Se nota que el guionista y el dibujante son dos personas distintas. No aprovecha demasiado el hecho de ser un cómic, ya que solo en contadas ocasiones se esconden pistas entre los dibujos. A veces he pensado que el dibujo me estaba dando una pista cuando realmente a lo que hay que hacer caso en esta historia es al texto, únicamente. Sí se agradece el apoyo visual al tratarse en gran parte de una historia de acción, pero francamente todo este comic-juego podría haber sido un librojuego de texto con ilustraciones, sin más.
El sistema me ha gustado por ser muy sencillo: No hay tiradas de dados sino que solo tienes que prestar atención a tus puntos de vida y los objetos y claves que vayas encontrando. Tienes una serie de habilidades pero solo las usas cuando el texto te da la opción a hacerlo; no puedes utilizar cualquier habilidad en cualquier momento lo cual entiendo que habrá sido más fácil de diseñar para el guionista de cara al número de secciones. Me parece bien, ya que este libro en mi opinión no se habría beneficiado de opciones infinitas para utilizar tus habilidades de combate, y habría engordado el número de páginas innecesariamente sin alargar con ello el tiempo de juego. Lo que no me gusta que se te proponga escribir en lápiz en la hoja de personaje, al estar impresa en un papel satinado brillante que no se presta a ello; además no me hace gracia guarrear el cómic para la posteridad así que lo apunté todo en una hoja aparte.
Hay una cosa que no vi claro en las instrucciones iniciales y que resulta que me llevó a hacer trampas sin darme ni cuenta: Hay dos habilidades que aparecen en tu hoja de personaje que se supone que no tienes desde el principio y que tienes que “aprender” a través de ciertos acontecimientos optativos, pero eso no lo explican bien ya que yo pensaba que las podía usar cuando quisiera, y así lo hice según el libro me dio la opción. Así, le pegué un “muletazo asesino” a mi contrincante y el texto procedió a congratularme por usar “la técnica que me había enseñado mi amigo”, dejándome confuso porque mi amigo no me había enseñado nada en ese punto.
Me llevó tres intentos pasármelo; en el primero me quedé sin vida durante el segundo combate y en el segundo me hicieron un “insta-kill” que me pareció frustrante e injusto ya que sucede durante un descanso entre combates. Durante el tercer intento y habiendo aprendido de mis errores, la segunda mitad del libro no me pareció tan complicada, si bien iba con pies de plomo para evitar sorpresas desagradables. Antes de llegar a esta segunda mitad, la dificultad se me estaba haciendo un poco cuesta arriba. Aparte, me resulta insatisfactorio que cuando se te acabe la vida tengas que acabar la partida sin más, sin pasar por una viñeta de “Game Over”.
En total lo estuve jugando durante 4 ó 5 horas así que da para un buen rato. Me imagino que alguien más veterano se lo habría pasado más rápido y, aunque me lo he pasado bien, también me imagino que habrá comic-juegos mucho mejores.